jueves, 26 de noviembre de 2015

Polo, siempre Polo


El autor de estas líneas junto a Polo, en su primera visita a Trinidad


Hace 13 años, un accidente del tránsito nos privó de un intérprete y compositor vital para la música cubana: Polo Montañez. Mas aquella fatalidad no pudo quitarnos su música, que sigue acompañándonos como signo distintivo de calidad. Polo pegó duro, y consiguió con 4 discos, dos de ellos con carácter póstumo, más que premios, amor de sus coterráneos.

Fue el segundo cubano en ganar un Disco de Platino, le amaron hasta el delirio en Colombia, y arrasó en giras por Europa y América Latina.

Fernando Borrego Linares, su nombre verdadero, había nacido en 1955 en una zona rural de Pinar del Río, en una familia carbonera, por más señas. Del padre, amante de guateques y serenatas del lomerío, le vino el amor por la música. Luego, sus sones y guarachas surgieron con la naturalidad del ajiaco. Así aparecieron temas sobre el amor, la mujer y hasta la popularidad de los artistas.

Tuvo el privilegio de cantar junto a Rubén Blades, Andy Montañez, Cesária Évora, nuestro Compay Segundo, Eliades Ochoa, Adalberto Álvarez, Danny Rivera, y Gilberto Santa Rosa, entre otros muchos.

Fue en Cuba donde las grandes mayorías le aclamaron de ciudad en ciudad, Trinidad una de ellas. La fecha se me difumina en el recuerdo, pero aún le veo compartiendo con las principales autoridades locales, aceptar con humildad mi solicitud de entrevista, y hasta dedicarles un tema musical a los oyentes de la radio.

El Guajiro Natural ganó aplausos al por mayor en las escalinatas del Centro Histórico de Trinidad, accedió a firmar autógrafos, se dejó fotografiar, y se sintió idolatrado.

Cuando se supo del accidente, el 20 de noviembre de 2002, y seis días después, hace 13 años hoy, se anunciaba su fallecimiento, las lágrimas también inundaron los hogares trinitarios.

Más… ¿Quién ignora que su montón de estrellas sigue alumbrándonos y que su memoria perdura entre quienes le conocieron y corearon sus temas?

miércoles, 18 de noviembre de 2015

El rey Isaías



Isaías, personaje popular trinitario
Desde su trono, acomodado, siempre está presto al saludo. Difícil encontrar un día en que alguien no lo busque. Difícil también verle grave, molesto. Así es el Isaías de mi historia, no el de los textos bíblicos. Este es totalmente terrenal, jaranero, presto al juego y al dicharacho jocoso.

Poco después de ver la luz del día, por las calles de su barrio, en las cercanías de Punta Brava, se le ve, escoba en mano, aportando al esplendor de una añeja ciudad que además de ser la tercera más antigua de Cuba, se precia de su pulcritud.

¿Barrendero voluntario? ¿Custodio? ¿Auxiliar de limpieza? ¿Almacenero? De todo y de mucho más hay en el alma de este trinitario que mientras ve pasar la vida, ayuda a la felicidad de los demás, a veces hasta pedaleando en su imaginación, que no en su vida real,  por cuestiones de salud. Aún recuerda las largas distancias recorridas con su vieja-nueva bicicleta, a la que ha mimado como si fuera la joya principal de su corona.
Manos prodigiosas la de Isaías. Fotos del autor.
Pero su innegable vocación por la artesanía utilitaria brota a cada instante. Ora un cabo para un cuchillo, o un bastón para acompañar los pasos de alguien de juventud acumulada; ora un puntero para el amigo maestro, o una batuta para las bandas rítmicas escolares, salen de sus manos, bien torneadas y con adornos caprichosos, mientras desgrana risas y hasta bromas con su inseparable pelota saltarina, prendida a un elástico que a muchos nos ha hecho reaccionar, asustados.

Esas, las batutas, por necesarias, tal vez sean sus preferidas, y ni él mismo sabría decir cuántas ha hecho, como tampoco podría calcular otra cosa que no sea la satisfacción de darse, la magia de ser simple y llanamente Isaías.
(Publicado originalmente en www.radiotrinidad.cu )