jueves, 8 de septiembre de 2016

Periodistas cubanos, al servicio de la Patria




Hoy es el Día Internacional del Periodista, fecha para homenajear a hombres y mujeres dedicados por entero a una profesión de entrega y sacrificio. Se cumplen 73 años del asesinato de Julius Fucik, importante figura de la antigua Checoslovaquia quien, detenido por la Gestapo, fue ejecutado el 8 de septiembre de 1943, cuando contaba con 40 años de edad.

Poco a poco, desde su celda, en 167 hojas, Fucik dejó uno de los relatos más escalofriantes sobre la clandestinidad y las duras condiciones de las cárceles nazis de los países ocupados: Reportaje al pie de la horca. Hace mucho tiempo se le considera un libro imprescindible.
En su despedida insistió: “Hemos vivido para la alegría. Por la alegría hemos ido al combate y por ella morimos. Que la tristeza jamás vaya unida a nuestro nombre”.


Las últimas frases de Reportaje a pie de la horca son de aquellas que expresan universalmente los sentimientos más nobles de que es capaz un ser humano: “También mi juego se aproxima a su fin. No puedo describirlo. No lo conozco. Ya no es un juego. Es la vida. Y en la vida no hay espectadores. El telón se levanta. Hombres: os he amado. ¡Estad alerta!”.


Justo eso hacemos los periodistas cubanos, desde que la nacionalidad se alzó como bandera, con franjas blancas y azules, y un triángulo rojo con su estrella blanca al centro. Hemos estado alertas, en pos siempre, de un futuro mejor.

domingo, 26 de junio de 2016

La maravilla de la madera


Se extrae madera en Topes de Collantes

Sembrar, revisar si entre la tierra y la simiente se produjo esa mágica simbiosis que permite vislumbrar un árbol vigoroso, o en caso contrario, volver a plantar; talar para cumplimentar planes socioeconómicos y reponer allí mismo para tiempos futuros; limpiar las áreas amorosamente, pese al tórrido sol; hacer del ruidoso aserrío el día a día, con su ronroneo, su polvo, para que al final salga una buena producción… Así es la vida de los trabajadores forestales.

Es labor antiquísima, porque es la madera de los materiales usados por el hombre para cobijarse y construir sus primeras escuelas, iglesias, comercios, y otros centros sociales. Trinidad misma, en sus inicios, no fue otra cosa que madera por doquier, hasta que los peligrosos incendios aconsejaron y obligaron a utilizar algo más duradero y fuerte.

Pero sigue la madera como signo distintivo en los antiguos muebles, cada día con mayor valor, en las puertas hechas para resaltar lo artístico en lo artesanal; los balaustres de las ventanas, renacidos al calor del desarrollo turístico, aportando sobriedad y elegancia…

Del quehacer de los forestales salen todas esas maravillas y aun otras más. Ahí están para la eternidad, causando el asombro de lugareños y visitantes, que, ni por asomo, piensan en quienes sembraron, cuidaron, talaron, les dieron forma. Esos hombres y mujeres que habrá que reconocer siempre.

sábado, 18 de junio de 2016

Padres, la constancia del amor




Puede que este domingo sea feliz, muy feliz. O que la nostalgia te embargue, los recuerdos nublen la vista, y sea difícil dejar pasar las horas. Pero la felicidad no tiene límites cuando se es padre, o se disfruta  o disfrutó de uno a cada instante, en el vericueto inimaginable de la vida.

Aún en el recuerdo, es esa estrella que enseña por dónde ir, dónde puede estar lo bueno y lo malo, incluso, en los instantes más amargos, para luego recomenzar. Porque esa es la vida, no lo dudes. Un comenzar, caerse, levantarse, y volver una y otra vez.

Es el padres la constancia del amor, la mano firme que ayuda en los primeros pasos por el mundo, el dueño de los gestos desaprobatorios u origen de los más fuertes regaños, y a la vez, ese volcán de sentimientos capaz de desbordarse y hacer de una piedra en bruto, un diamante.

De joven, quizás te sientas incapaz por inexperiencia. Pero nadie nace sabiendo. Lentamente subirás esa cuesta de la existencia humana, hasta que ser el padre que felicita al padre, porque llegan los nietos. Y los hijos de los hijos te ocupen el tiempo, pidan y exijan preferencias, limiten derechos y gustos, hagan y deshagan a su antojo.

¡Cuánta felicidad, entonces, en ver al hijo realizado en sus propios hijos, acompañarlos al crecer, aunque mengüen fuerzas, y ni ellos mismos se den cuenta cuando quieren demostrar ímpetus, jugar, correr, y uno ni siquiera pueda intentarlo! Y ellos sientan un nudo en la garganta porque comienzan a forjar su propia familia.  
        
Eso somos los padres. Parte del tronco sabio que sabe florecer y luego deja una estela en el firmamento…